Mi testimonio personal
Hoy tengo tiempo para escribir sobre mi testimonio de conversión al cristianismo evangélico.Si, estuve en el camino de las tinieblas a través de la música. La música me estaba quitando mi alma. La Biblia nos instruye en Romanos 12:2 “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (NVI). Alrededor del año 2004 al año 2006 estuve estudiando bajo eléctrico en una escuela del Municipio. Mi sueño era ser músico. A mi madre esto no le molestaba en aquella época. No buscaba ni el reino de Dios ni su justicia. Empece a buscar en la religión budista mediante películas y música. Pensaba que este era el camino.
Como vi que en la música se podía crecer profesionalmente pero con un estilo de vida medio hippie empece a conocer a personas que me podían "ayudar" a tener éxito. Pero en realidad no había mucha felicidad ahí. Excesos me proporcionaba esta vida de aprendiz de músico.
Mientras tanto en mi casa, una Iglesia empezaba gestarse y esta fue la respuesta de las oraciones de mi madre. En esa época leía filosofía de Nietzche y también escuchaba música que era muy extremista en el sentido que inspiraban a la rebeldía y adoraban al diablo. Esta Iglesia que era relativamente nueva estaba en oración por mi alma. Cuando mas se levantaban en alabanza y adoración yo mas negaba la existencia de Dios. Entonces llegue al punto culmine de sentir la necesidad de buscar a Dios. Ya que no había solución me sentía sin alma, solo, vacio. Busque a mi madre para que orara por mi. según ella yo quería "ganarle a la muerte". Ese día conocí a Jesús, lo acepte en mi vida. A partir de ahí empezó un proceso de conversión buscando la perfección del amor en Cristo JESÚS que como dice la Biblia en Filipenses 3:12-15 : “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios”
Amen
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